Colombia: “Hasta las barrabravas de los equipos de fútbol están unidas”

Relato de la resistencia desde Yumbo, Valle del Cauca

Desde el segundo día del paro nacional que arrancó en Colombia el 28/04, en Yumbo, municipio del Valle del Cauca de poco más de 100.000 habitantes, se viven momentos de extrema violencia perpetrada por las fuerzas armadas, el ESMAD y la policía. La madrugada del 17 de mayo fue especialmente tortuosa. El modus operandi, según lo que relata Lorena desde Yumbo en este extenso testimonio, incluye infiltrados, gases lacrimógenos vencidos y lanzados en barrios con callejones muy angostos, con la intención de matar ahogando a toda persona que viva en estos territorios. Como contracara de esta enorme represión, el pueblo de Colombia sigue empecinado en esta lucha que les ha llevado, hasta ahora, a tumbar la reforma tributaria, la de salud, la renuncia de Alberto Carrasquilla (ministro de Hacienda) y de la canciller Claudia Blum. “Ahora nos falta la reforma laboral, sobre la educación nos faltan algunos puntos, porque también nos iban a dar de baja en la educación. Queremos tumbar al ministro de defensa, a los comandantes de las fuerzas militares, a la policía, al ESMAD. También se habla de bajar el sueldo de los congresistas que es de los más altos de Latinoamérica. Hasta el momento ahí vamos”, explica Lorena en diálogo con Revoluciones.

Por Revoluciones

Su testimonio nos brinda detalles de las marchas, los reclamos, y de las acciones ilegales del gobierno de Duque. «Resulta que uno de los infiltrados andaba en moto y se le paró donde había multitud, las personas lo empezaron a rodear porque lo veían sospechoso, estaba en un barrio de aquí donde la gente se conoce, por lo que comenzaron a preguntar quién era, y qué pasaba. Él dice que se sintió presionado e hizo disparos a la multitud, la gente empezó a correr, pero alcanzó a matar a un señor y herir a una niña. Hizo los disparos, salió corriendo, se metió a una casa y se empezó a quitar la ropa. Hay un video donde se ve que está prácticamente desnudo, solamente tiene el bóxer, porque se quitó la ropa para que no lo identificaran. Y un niño que vive en esa casa dice, ´él no es de aquí´, llega la multitud, lo quiere agarrar, pero ahí llega la minga indígena a hacer un poco de calma porque la gente estaba alterada”.

Luego de este episodio, la movilización siguió pacíficamente, con bailes, marchas, pintada de murales y arte que se extendía por las calles hasta altas horas de la noche. Pero todo se detuvo la madrugada del 17 de mayo. “Sabiendo que faltaban pocas horas para el dialogo de paz, ellos llegaron a matarnos prácticamente, porque era lo que querían, y fue lo que lograron: cuatro muertes. Fue una noche horrible porque los helicópteros estaban rondando todo el municipio, la gente estaba súper alterada, los que no se podían ir de las casas se paniquearon mucho, fue una madrugada terrible, se escuchaban disparos y como tiraban los gases”. El Relato es de Lorena, puro testimonio, voz de quienes luchan en las calles de Colombia. “Los gases están vencidos, son mortales. Es algo impresionante porque no es solo que te afecte tanto la vista como la respiración, sino que tu cuerpo te empieza a picar, que no puedes respirar bien, que quedas con ese síntoma de que te falta el aire”.

No tiene dudas: lo que las fuerzas armadas están librando contra el pueblo movilizado es una guerra. “Lo que ocurrió es de guerra, por decirle así, porque es una guerra que ellos nos están dando, fue de dos días y medio. Al otro día, desde el mediodía hasta las 7 de la noche estuvieron lanzándonos gases lacrimógenos, toda la tarde estuvimos en un corre corre que no se alcanzan a imaginar todas las personas afectadas, tanto quienes estaban apoyando una marcha que se había hecho pacíficamente ese día, como las personas que viven en un conjunto que hay cerca de la barricada que tenemos. En la madrugada tiraron tantos gases que prácticamente toda la comunidad de ese barrio se tuvo que ir a diferentes casas de otros barrios, porque también es un lugar donde hay muchos niños, a los que tuvimos que llevar al hospital porque estaban súper ahogados. No les importó nada, tiraban los gases en los callejones de las casas, en ese barrio las calles no son calles, sino callejones. Tiraban los gases a matar a las personas, a querer ahogarlas. Hubo muchos heridos”.

Al momento hay cuatro muertos, tres jóvenes y una persona adulta, dos con heridas en el pecho y los otros dos con muerte cerebral.

“Estos días que supuestamente están calmados hemos visto cómo los helicópteros llegan, se van, llegan, se van, no sabemos si traen más municiones o qué pasa”, explica Lorena y enfatiza que los y las habitantes de Yumbo se manifiestan pacíficamente, aunque la prensa les difunda como lxs violentxs. “Tenemos muchos infiltrados. Ahora las personas están súper tocadas porque los infiltrados son los que están haciendo los disparos contra la población. Y los medios quieren instalar que son los mismos del pueblo que nos estamos matando, sabiendo que eso no es así. También se dijo que todo esto había empezado porque habían quemado un CAI (Comando de Atención Inmediata) en un barrio de Yumbo, y que habían sido los de la primera línea. Eso no es así, los que hicieron eso fueron los mismos policías infiltrados y fue la excusa para tenernos mal, mal con gases, con disparos, psicológicamente, emocionalmente. Este es un pueblo pequeño y casi toda la gente se conoce, entonces cuando matan al compañero tal es que mataron a alguien que es querido y está pacíficamente. Eso es a lo que vamos, estamos pacíficamente, todo es pacíficamente, nosotros como jóvenes hemos metido el arte a este paro nacional, hemos visto cantidades de cosas de otras ciudades, pero no queremos la violencia, queremos dialogar y que nos escuchen porque nosotros sí tenemos argumentos para decirle al gobierno ´ustedes están haciendo algo mal, nosotros estamos luchando por nuestro futuro, porque no es justo que estudiemos y nos tengamos que ir a otro país, no es justo que nos hagan contratos de cuatro a seis horas, también tenemos derecho a vivir una vejez digna, porque aquí todo se está yendo para abajo´”.

“Es algo tan histórico que las barrabravas de los equipos de fútbol están unidas, Cali y América era una rivalidad impresionante, no se podían cruzar porque era muerte fija de uno de los jóvenes, y ahora verlos como es que lucen sus camisetas abrazando al otro compañero para poder luchar contra la policía es algo histórico, es algo impresionante, es prácticamente un milagro, porque nosotros hemos sido muy rivales en cuanto al fútbol, que todo este tipo de cosas estén pasando en nuestro municipio y en todo Colombia es algo de admirar”, rescata en medio de tanta muerte, pero también de una lucha incansable por el derecho a una vida digna.

“Ellos quieren mostrarnos como los malos, como los que estamos dañando las cosas. Es que no estamos dañando, estamos tratando de protegernos porque nosotros no tenemos armas. Nuestras armas son las piedras, la leche que ayuda mucho para el gas, el agua con bicarbonato y las gasas. Esas son nuestras armas”.

El proceso de lucha en Colombia ha logrado recuperar la legitimidad de la lucha social en las calles, con el protagonismo de lxs jóvenxs, lxs indígenas, las mujeres y disidencias. Hasta que la tortilla se vuelva y todo sea como lo soñaron.

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