Mora Iramaín García es la actriz principal de La casa de los conejos, película que acaba de ser estrenada en Argentina. Dirigida por Valeria Selinger y basada en la novela homónima de Laura Alcoba, narra la historia de una niña de 8 años que vive junto a su madre y varies compañeres de la organización Montoneros, en una casa operativa situada en la ciudad de La Plata, bajo el contexto de creciente terrorismo estatal en Argentina entre 1975 y 1976. Tras la fachada de un emprendimiento de criadero de conejos, en la vivienda funciona una imprenta clandestina de la guerrilla. Laura deberá lidiar con una identidad falsa en un mundo adulto signado por la violencia política y la persecución, pero también atravesado por la sensibilidad y el acuerpamiento colectivo.
El film reconstruye los meses previos al trágico final que sufrió este grupo de militantes, asesinados el 24 de noviembre de 1976 en un operativo conjunto que duró más de cuatro horas y contó con la participación de alrededor de 200 uniformados. En él, además de ultimar a todos los habitantes de la casa y saquearla, se secuestró a Clara Anahí, la hija de tres meses de Diana Teruggi y nieta desaparecida de “Chicha” Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. Mora Iramaín García es también nieta de desaparecidos/as. Su abuelo y abuela fueron secuestrados por la última dictadura cívico-militar. Durante el rodaje realizado en 2017, ella tenía la misma edad que Laura. Hoy, con 12 años, nos comparte sus sensaciones tras el estreno de la película y cómo vivió el proceso de filmación desde su historia personal.
Por Hernán Ouviña y Antonella Álvarez
-Estuviste en el estreno por primera vez con público argentino ¿qué te produjo ver la peli en ese contexto luego de tanto tiempo de haber actuado?
-Ver la película después de cuatro años de mucho esfuerzo en el rodaje y la producción es muy emocionante, en especial cuando es el público argentino porque es una película que está dirigida sobre todo para el público argentino. Me emocionó mucho y me generó mucha ternura verme tan chiquita y me trajo muchos recuerdos de lo bien que la pasé, de lo que disfruté filmar todas esas escenas. Me genera mucha ternura, muchos recuerdos y mucha felicidad.
-¿Leíste el libro La casa de los conejos? ¿Cómo fue el proceso de crear el personaje, atravesado también por tu historia familiar?
-La casa de los conejos fue una historia que siempre conocí, pero leí el libro con mis papas todas las noches cuando me enteré que fui elegida en el casting que había hecho para filmar la película. Fue un proceso capaz medio difícil de leer el libro, porque había palabras que no entendía, ya era muy chiquita cuando comencé a leer el libro. Por eso lo hacía con mis papas, para que ellos me pudieran explicar las dudas que tuviese. Y creo que solamente eso fue lo complicado, porque internamente nunca me costó entender lo que Laura estaba viviendo. Es una historia muy relacionada a la mía. Nunca fue difícil para mí interpretar las emociones de Laura.

-La película fue filmada en 2017 y en los últimos 4 años hubo un avance del feminismo muy fuerte. ¿Cómo relees desde ese lugar la trama de la peli y el hecho de que sus principales protagonistas también sean mujeres jóvenes?
-Las mujeres en La casa de los conejos son algo esencial. Los personajes principales son mujeres, la directora es una mujer y fue filmada en pleno gobierno macrista, donde los derechos de las mujeres eran poco escuchados. Ignorados, pero no silenciados, porque creo que en esos años fue en donde la marea feminista creció. Crecimos un montón, salimos a las calles, y también era un pequeño acto de rebeldía ir a grabar la película y que tengamos en ella un rol muy importante las mujeres.
-La película es la vivencia de una niña en mundo de adultes. ¿Qué te parece que aporta el contar esta historia desde allí, pensando en este mundo adultista donde por lo general a les niñes y adolescentes no se les tiene en cuenta ni escucha demasiado?
-Creo que es muy importante que la película sea en base al punto de vista de una niña, porque es otra experiencia ante la dictadura. Porque los niños en la dictadura, los actuales hijos y algunos nietos apropiados, son los que tuvieron que crecer con dudas, sin sus papas, con todo lo que eso conlleva, tener que armar su propia identidad por sí mismos, quizás todavía faltan muchas piezas para poder saber la verdad, porque la familia no quiere contar, ya que es un tema muy delicado y quizás también la familia tiene muchas dudas. Entonces creo que es muy importante conocer el punto de vista de los niños ante la dictadura, porque era una época muy difícil: no podían jugar, no podían ir a la escuela, todo era con mucho cuidado, mucha delicadeza, tu nombre no era tu nombre, tenías que tener otro, los nombres de tus papas, tu familia y tus amigos no los podías decir. Creo que es muy importante también ver eso, todo lo que a los niños se les fue sacado y reprimido en la dictadura.

-Hay una temática central de la trama que es la de la identidad: desde tu personaje que tiene que ocultarla bajo otros nombres (al igual que le ocurre a quienes viven también en esa casa), hasta la de Clara Anahí, a quien actualmente se la sigue buscando. ¿Por qué es importante retomar esta cuestión y en qué colabora la peli para visibilizar esta lucha?
-Creo que la base de esta película es la identidad. En base a la identidad se forma la familia, los amigos, podes conocer a su vez la familia y los amigos de tu familia, entonces sin identidad no hay nada. Por eso creo que es muy importante retomar que, aunque a Laura le hayan dicho que su nombre era otro, siempre supo que ella era Laura. No es tan fácil sacar la identidad, la identidad es más que un nombre, más que una nacionalidad, representa muchas otras cosas más. Creo que la peli aporta eso: la importancia de que sin identidad no hay nada.
-¿Cómo le contarías la peli a un niñe sin spoliarla?
-Es muy difícil contar la película sin spoliarla, porque es una película que está basada en un libro y ese libro está basada en historias de vida de muchas personas, así que es un poco complicado, pero la describiría como una película que está hecha desde el punto de vista de una niña, que se le prohíben un montón de cosas, como ir a la escuela, no poder decir su nombre real, no poder ver a mucha gente, siempre que salía lo tenía que hacer con mucho cuidado, no poder decir su apellido. También está rodeada de personas grandes que le decían todo el tiempo qué hacer y qué no, y que esas personas también se desquitaban a lo mejor con ella, porque estaban muy frustradas de lo que era vivir en dictadura, de estar perseguidos, de tener que tener mucho cuidado, de que se los lleven a ellos y a Laura también. Pero creo que Laura siempre buscaba la manera de encontrar algo lindo, o divertido, o algún juego para hacer. En cada situación se la rebuscaba para escaparse un poco de la realidad que estaba viviendo.
-¿Cómo fue tu vínculo con los conejos durante la filmación? ¿Antes habías tenido contacto con ellos?
-Los conejos fueron una gran manera de distracción. Siempre me divertía con ellos, cuando no me tocaba filmar alguna escena a mí sino a alguno de mis compañeros de elenco, siempre me quedaba con los conejos. Fue una relación muy linda, me enseñaron como agarrarlos con mucho cuidado, la pasaba muy bien, me gustaba mucho porque era un animal nuevo. Yo nunca había tenido contacto con conejos. De hecho, después de grabar la película le pedí a mi familia, a mis papas, por favor si podía tener un conejo, pero por temas de que tengo un perro que se quiere comer a todo lo que se mueva, finalmente no pudimos. De todas maneras, cumplí mi sueño de tener un conejo filmando la película, ya que al estar bastante rato afuera de mi casa porque también iba al colegio, eran como mis mascotas.
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