Una casa llena de agua se llama la obra que protagoniza, de modo unipersonal, Violeta Urtizberea. El texto de Tamara Tenenbaum es dirigido en el teatro por Andrea Garrote. La descripción de la trama en sí -que se puede consultar en algunos sitios- no sugiere mucho antes de sentarse en las butacas del teatro Metropolitan Sura, donde se interpreta todos los viernes a las 22:30 hs.
Son los 90. Milena, interpretada por Violeta Urtizberea, aparece en un cuarto de una niña. Con la típica cómoda de fórmica blanca, haciendo juego con la cuna que se hizo cama y el ropero. Milena está en el cuarto de Angie, niña/beba que nos tenemos que imaginar porque no está físicamente en la escena, aunque super real porque es a quien Milena, la niñera, le habla durante casi una hora y cuarto que dura la obra.
“Hay una jerarquía de la humillación. La niñera le gana, por poco, a la mucama. La profesora particular le gana, también por poco, a la niñera; apenas más cómodamente si es profesora de inglés. Yo ya no conseguía más alumnos así que me tocó eso, descender un escalón. Todavía no limpio pisos pero ya limpio culos. ¿No es más indigno limpiar culos que pisos? Tal vez tendría que repensarlo todo”, arranca Milena/Urtizberea ni bien se ilumina la habitación de Angie. Logra en el acto captar la atención de todes quienes estamos en la sala. El silencio es total. Así empieza, para derivar en diálogos infinitos sobre la frivolidad, las crianzas, el lugar del padre y sus viajes a Miami, el deseo, la madre, la casa, la realidad cotidiana. Milena habla sobre sus preocupaciones, pensamientos, sentires. Se los cuenta a la beba que tiene que cuidar muchas horas por día en una habitación de una casa.
Sin clishes a los que nos tienen acostumbradas las obras que se sitúan en los 90, Una casa lejos, logra que, sobre todo quienes vivimos parte de los 90 niñes/adolescentes, nos instalemos rápidamente en esos tiempos. Nos interpela. Algo de las tareas de cuidados y lo que venimos repensando sobre eso desde el movimiento feminista, también deja resonando esta obra.
En el final evidencia algo de la fragilidad de nuestra existencia. No somos sin el recuerdo de les otres.
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La obra se puede ver los viernes a las 22:30 en Metropolitan Sura.
Tiene su origen en “Lo que se me pregunta”, parte del libro Nadie vive tan cerca de nadie, de Tamara Tenenbaum
Texto de Antonella Álvarez / Foto del DiarioAR Andrea Garrote, Violeta Urtizberea y Tamara Tenenbaum
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