Epílogo | El cordobazo de las mujeres

Hay muchas miradas y análisis del cordobazo. Hay pocos que aborden el protagonismo de las mujeres en aquella gesta histórica. Compartimos el epílogo del libro escrito por Bibiana Fulchieri, publicado en 2018, donde la autora reunió la voz de las mujeres en 20 testimonios.

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Por Bibiana Fulchieri

Con la convicción de que también es una función del Estado, constituirse en guardián de múltiples memorias de las luchas sociales y políticas, es que presenté a la Agencia Córdoba Cultura un proyecto para la realización del libro: EL CORDOBAZO DE LAS MUJERES-MEMORIAS, dejándolo a consideración del Comité Editor de Las Nuestras.

Tiempo transcurrido me comunican factibilidad de publicación, lo cual aceleró e insufló intensidad a la búsqueda iniciada, centrada en ubicar y recopilar testimonios de mujeres protagonistas, de esa gesta obrera estudiantil exclusivamente-en apariencia- masculina, denominada “Cordobazo”.

Aunque sabemos que decir  “Cordobazo” remite a los hechos acaecidos el 29 y 30 de Mayo de 1969 en Córdoba capital, me resultó un desafío atractivo pensarlo como concepto abarcador de época, que concatenó sucesos político-sociales cruciales de nuestra historia, acusando aún hoy gravitancia: desde 1966 con el Golpe de Estado de Juan Carlos Onganía hasta el advenimiento de la Democracia en 1983.

Al tomar cuenta de la proximidad “redonda” de los 50 del Cordobazo, sentí fuerte necesidad de retomar: “Mujeres desde el Cordobazo hasta nuestros días” una edición del Movimiento de Mujeres Córdoba; publicado en el 2006,  con el auspicio de la Global Fund For Women.

Con el nombrado libro de guía, revisité la memoria de algunas de esas mujeres y sumé otras que fui encontrando o no estaban-curiosamente- en archivos gráficos y audiovisuales de la época en cuestión.  En esa afanosa tarea que llevó trabajo “hormiga” y enorme tiempo, aparecieron situaciones repetidas: fotos recortadas- la más llamativa fue la que ahora figura en la tapa de este libro, casi siempre publicada haciendo solo centralidad en la figura de Agustín Tosco. Cuando figuran mujeres en las crónicas son presentadas como “señoras de”-el caso más emblemático resultó un vídeo de las esposas esperando en el aeropuerto de Córdoba,  el regreso de los líderes sindicales del Cordobazo, liberados del penal de Rawson. No hay epígrafes con nombres de pila en las fotos dónde aparecen mujeres y el colmo-tal vez- fue que en el listado de los detenidos tras el Cordobazo había varones con  nombres y apellidos y “una femenina”.

“Un primer hito en la trayectoria feminista fue el descubrimiento de la invisibilidad social de las mujeres: en el trabajo doméstico no valorizado, oculto de la mirada pública y en la retaguardia de las luchas históricas “detrás” de los “grandes hombres”… escribe la socióloga argentina Elizabeth Jelin en su reciente libro: “La Lucha por el pasado”, en el cual aborda cómo se construye la memoria social.  El desarrollo de su teoría es por demás vasto y apasionante. Queda  claro que se  hace necesario hacer visible lo invisible. En esto estamos.

En consonancia a las grandes efemérides son muchas ahora las páginas escritas- las más desde el periodismo-para revelarnos a las “doñas” involucradas en sagas históricas: Las Mujeres de 1714, dónde se las identifica a varias con nombre y apellido en los sucesos del Sitio a Barcelona; Las Sin Sombrero, pensadoras y artistas españolas de la llamada “generación del 27” relegadas de los “canones” y “ninguneadas” al regreso de sus exilios; una injusticia  más no decirlas a todas pero  me quedo con María Zambrano y María Teresa León-refugiada del franquismo en nuestra Villa de Totoral- englobándolas simbólicamente.

Este año ante los 100 de la Revolución Rusa, aparecieron  del fondo de la galera-aunque no por magia – las mujeres como protagonistas principales de la Revolución de Febrero-antecesora de la gran de Octubre-quienes salieron en masa a las calles, manifestando  desesperadas por carbón y pan, justicia y libertad.  Esta coyuntura descorrió también el velo a la figura de la campesina María Bochkareva quien fue comandante del Batallón de Mujeres de la Muerte-de 2000 voluntarias- creado en 1917 para reforzar las alicaídas tropas rusas y hacer frente a los alemanes en la Primera Guerra Mundial.

Ya se preparan también los 50 del Mayo Francés y se volverán presentes las del Movimiento de Liberación de las Mujeres (MLF) al desempolvar conquistas (Ley de Interrupción voluntaria del embarazo y Ley contra la violencia hacia la mujer). Quizás alguien ponga su mirada y nos cuente, sobre aquellas 187  mujeres que acompañaron a Rita O Grady en la famosa huelga de 1968 a la Ford de Dagenham (Inglaterra)en cuya planta de 3000 empleados varones lograron la Ley de pago igualitario. Y así ad infinitum.

Acostumbrada a pensar en imágenes, se me figura la memoria como un río de meandros; que nace en un cauce determinado y aguas abajo disgrega radialmente hacia varias direcciones, para después confluir en el gran mar de los recuerdos. Eso somos porque no somos sino memoria.

 Con el estado de fascinación intacto tras ver “Sublevaciones”, la enorme muestra que da cuenta de rebeliones famosas en la historia, curada por el filosofo francés Georges Didi-Huberman y en la cual figura el Cordobazo, reproduzco sus palabras: “Sublevarse es un gesto…derriba el abatimiento que hasta entonces nos hacía padecer la sumisión (ya fuera por cobardía, cinismo o desesperación). Sublevarse es arrojar lejos el fardo que pesaba sobre nuestros hombros y nos impedía movernos. Es romper un determinado presente-aunque sea a martillazos, como habrán querido hacerlo Friedrich Nietzsche o Antonin Artaud- y levantar los brazos ante el futuro que se abre. Es un signo de esperanza y resistencia”.

Como estas “ellas” del Cordobazo, resistencia y esperanza.

Así todos los días de la vida.

 

 

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