«Es fundamental retomar esas banderas que son parte de nuestra tradición», por Raúl Godoy

El dirigente sindical y diputado neuquino por el FIT Raúl Godoy, rememora el Cordobazo y analiza su relación con el presente. «El limite que tuvo esa experiencia enorme, fue la falta de una centralidad nacional que potenciara los múltiples procesos locales».

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Por Raúl Godoy

El Cordobazo fue la expresión en nuestro país de una gran crisis capitalista que generó un proceso intenso de lucha de clases en el mundo. Un año antes estallaba en Europa el Mayo Francés, donde obreros y estudiantes tomaban las calles, las fábricas, iniciando un gran ascenso revolucionario. Luego vendría la Revolución de los Claveles en Portugal que tira abajo a la dictadura. La heroica resistencia del pueblo vietnamita contra la invasión norteamericana, que despertaba el anti imperialismo en todo el mundo.

En nuestro continente el alzamiento de los mineros bolivianos y la conformación de la Asamblea Popular, la lucha obrera y popular como parte de ese ascenso revolucionario en Chile que termina desviado con el gobierno de Allende y el posterior golpe de Pinochet. Sin dudas el Cordobazo abrió un periodo de ascenso que terminó con la caída de la dictadura de Onganía y dejó abierto un camino para toda la clase obrera y la juventud que vibró al calor de esas jornadas revolucionarias.

El surgimiento del clasismo unido por fuertes lazos con el movimiento estudiantil se fue afianzando en movilizaciones y combates callejeros enfrentando la represión y potenciando el surgimiento de coordinadoras en Córdoba, Rosario, Gran Buenos Aires. Estas organizaciones de base iban fortaleciendo una alternativa frente a la burocracia sindical peronista y constituyeron una gran escuela para enfrentar a la dictadura y a las patronales.

Hoy es fundamental retomar esas banderas que son parte de nuestra tradición. Como decía Rodolfo Walsh, “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia. No tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha tiene que empezar de nuevo separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

El límite que tuvo esa experiencia enorme, fue la falta de una centralidad nacional que potenciara los múltiples procesos locales, a pesar de los intentos de corrientes como el PST que proponían el reagrupamiento y el desarrollo de las coordinadoras ligadas a la construcción de una alternativa política independiente de los partidos patronales. Muchas corrientes que actuaban en este proceso profundo, terminaban confiando luego en variantes patronales como el peronismo, o quedándose limitados a reclamos puntuales en el marco de un sindicalismo combativo que no cuestionaba al régimen político de conjunto.

Hoy, en el marco de una nueva crisis capitalista de magnitud histórica, con guerras comerciales, enorme decadencia y nuevos intentos de recolonizar América Latina por parte de EE.UU, con un país endeudado hasta el hartazgo con el FMI, abrirá mas temprano que tarde procesos de resistencia. Una vez mas, Francia anticipa procesos con sus enormes movilizaciones de chalecos amarillos, también los obreros de las maquilas mexicanas o el proceso de trabajadores de la educación junto a los estudiantes que acaban de hacer una marcha con mas de un millón de manifestantes en el Brasil de Bolsonaro.

En nuestro país, el proceso electoral y las ilusiones que genera junto al rol canalla de la burocracia sindical peronista actúan como un atenuante de la crisis, pero esto no va a durar mucho tiempo. En medio de la crisis capitalista y el horizonte de ajuste, gane quien gane las elecciones, la situación se resolverá en las calles. Por eso mas que nunca, vale desempolvar nuestra historia y nuestras mejores tradiciones. No partimos de cero.

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